Hoy reviviremos con imágenes un día agricolagranadillense con Ade, a la que queremos agradecer su sonrisa permanente, su buen trato, su amor por las plantas y sus sabios consejos sobre como vivir en armonía con las plantas que nos rodean y alimentan. Agricultura ecológica de verdad, eso sí, con una sesión de introducción rítmica y relajada para poder disfrutar de este oficio.
Y mientras nos vamos despertando con presentaciones, ritmos, palmadas y risas,las plantas también empiezan a observar. Dos golpes en los muslos, tres palmadas y mi nombre.
Eso es Elena, con mono de trabajo para comenzar y una sonrisa para compartir.
Nos desperezamos (unos más que otras, verdad Pablo) y la huerta ya nos espera. Nuestros sentidos ya están preparados. Vamos.
Vamos a oler, a disfrutar de los aromas que nos ofrecen las plantas. El fino olfato nos hace recordar al orégano de las pizzas, menos mal que acabamos de desayunar.
Como nos cuenta Ade, hoy toca trabajo con las habas. Hay que conocerlas y ella hace los honores.
Las habas cuentan con un grupo de voluntarias para ayudarlas: las mariquitas que se comen a los pulgones que intentan zampar todo lo que pueden. Buenas aliadas.
A recolectar, sin estropear las cebollas de atrás. Recuerdos de abuelos y buen ánimo de Guada, Elena y Pablo. Se nota quien sabe.
Después de la recolección, el fumigado, ¡pero de forma natural! una parte de ortigas y 10 partes de agua, maceración y ahora, a rociar nuestras plantas que necesitan protección.
Un momento de reposo tras llenar las cestas, unos comentarios de como fue el día de ayer y lo poco que se durmió por la noche. La amapola colorea estos recuerdos.
Parece que hay alguien que remolonea un poco. Vale la última foto y vuelta al tajo.
Mientras se acaba de fumigar, el resto del grupo vuelve al curro luego tocará plantar y recoger. Esta bien la agricultura ecológica. ha sido una buena experiencia. Miraremos los huertos de otra manera. Gracias Ade.
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